¡Mas alto, más fuerte, más rápido!... ¿A qué costo?

¡MÁS ALTO, MÁS FUERTE, MÁS RÁPIDO!... ¿A QUÉ COSTO?
José M. Sánchez
Depsic Psicología y Alto Rendimiento


Davide Astori
Hace pocos días fui sorprendido -como todo el medio futbolístico a nivel mundial- con una noticia trágica: Davide Astori, capitán de la Fiorentina (Italia), murió aparentemente de manera repentina en un hotel de concentración. Se trataba de un joven jugador (31 años), un atleta, una persona entrenada para el alto rendimiento, pero cuya trayectoria fue detenida abruptamente por una muerte repentina (usted puede ver una nota al respecto en http://cnnespanol.cnn.com/2018/03/04/davide-astori-muere-jugador-de-futbol-de-la-fiorentina/). 

           Desafortunadamente, Astori no es el único jugador de fútbol al que la muerte haya sorprendido de esa manera, incluso se han dado casos en pleno campo de juego. No deja de sorprenderme que ocurran estos hechos en este siglo en el que los avances de la medicina permiten monitorear el estado de salud de los atletas de alto rendimiento con una precisión milimétrica. ¿Cómo puede ocurrir algo así en una época en la que todo un equipo de especialistas tiene “bajo la lupa” a sus deportistas? Tristemente, la realidad nos recuerda con estos acontecimientos (y por enésima ocasión) que aún no lo sabemos todo en materia médica y que literalmente se nos escapan de control algunos factores que juegan un papel fundamental en la salud de un deportista. 

            La muerte de Astori me hizo reflexionar una vez más sobre la importancia de promover en los ambientes deportivos la cultura de la promoción de la salud también a nivel psicológico, que es la trinchera en la que me desenvuelvo desde hace varios años. Mi reflexión, y que hoy comparto con usted amigo(a), se basa en un argumento muy sencillo pero que al parecer aún les pasa desapercibido a muchos. Vamos por partes.

          Sabemos que la medicina ha dado pasos agigantados en los últimos años, y que ello obedece en buena medida a los avances tecnológicos que han permitido el desarrollo de novedosas técnicas de diagnóstico y tratamientos cada vez más eficientes. Pero es un hecho también evidente que los avances médicos obedecen a que el cuerpo humano es un objeto material, es una masa compuesta de varios tejidos que permite ser estudiada bajo el microscopio del cirujano. En otras palabras, el cuerpo humano puede ser sometido al análisis que los médicos investigadores deseen. Pueden medir temperatura, longitud, tono muscular, nivel de glucosa, reflejos, pliegues, peso, y prácticamente todo lo que a usted se le ocurra. Y esto es así por una sencilla razón: el cuerpo humano existe, es algo que está presente en el mundo material en el que usted y yo vivimos. Así, solo basta tener a la mano los instrumentos de medida adecuados (aquéllos que se han fabricado gracias al avance tecnológico al que me refería antes) y será posible hacer un diagnóstico altamente confiable. Pero es justo en este punto en el que casos como los de la muerte de Astori asaltan mi tranquilidad. Si este hecho viene a confirmar que el avance médico del siglo XXI no garantiza la salud física –y la vida en este caso- de un atleta, ¿qué podemos esperar de la salud psicológica, que abarca mecanismos tan subjetivos como las emociones, pensamientos, recuerdos, anhelos, etc.?, ¿acaso estos mecanismos psicológicos no están comprometidos en el alto rendimiento tanto como los mecanismos biológicos del cuerpo humano?, y si es así, ¿quién los vigila?, ¿usted lo hace…?

           
Ezequiel Orozco
Mi motivación para escribir este artículo fue mayor cuando me enteré de otra muerte, la de Ezequiel Orozco, jugador sinaloense (Mex.) que militó en varios clubes del fútbol mexicano (usted puede leer una nota al respecto en (http://www.excelsior.com.mx/adrenalina/2018/03/17/1226713). Tuve la oportunidad de conocer a Ezequiel siendo yo psicólogo del Club Necaxa hace algunos años, en un tiempo en el que nadie pensaría en este desenlace. Aunque su muerte ocurre bajo condiciones completamente diferentes a las de Astori, pues se trató de proceso de degeneración paulatino que le llevó a una lucha de varios meses (cáncer de pulmón), ambos casos ejemplifican situaciones que también se observan en el plano psicológico. Dicho de otra manera, a nivel psicológico ocurren episodios abruptos y sorpresivos, o también lentos y desgastantes, que comprometen la salud emocional de un deportista.    

             
Alessandro Zanardi
El deporte de alto rendimiento nos aporta multitud de ejemplos de ambas situaciones a las que acabo de referirme. La muerte o enfermedad de algún familiar, accidentes sufridos en competencia (¿recuerda usted el caso del piloto italiano Alessandro Zanardi que perdió ambas piernas por un accidente en la pista?), el perder un pase a Juegos Olímpicos (¿recuerda usted la lesión del tenista español Rafael Nadal que lo marginó de los JO de Londres 2012?), conflictos maritales (¿recuerda el caso del golfista norteamericano Tiger Woods y su escándalo extramarital?), y una larga lista de etcéteras. Algunas de estas situaciones ocurren de manera inesperada y otras en cambio se afrontan poco a poco  y parecen no tener fin (¿recuerda usted el conflicto entre el entonces timonel del Club de fútbol Real Madrid, José Mourinho, y su arquero titular Iker Casillas que después de varios meses llevó a este último a abandonar el Club?). Todos estos ejemplos ilustran situaciones que golpean la vida anímica de los atletas (sin mencionar la de sus familias) y que si no se controlan a tiempo podrían también tener consecuencias fatales.

             
Leon McKenzie
¿Cree usted que exagero? Pues no es así. Deportistas de élite, hoy retirados, han reconocido haberse visto en situaciones depresivas que les han hecho pensar incluso en el suicidio. Públicamente han reconocido haber pasado por esta situación deportistas como el ex nadador norteamericano Michael Phelps (usted puede leer la nota en https://edition.cnn.com/2018/01/19/health/michael-phelps-depression/index.html), el ex futbolista inglés Leon Mckenzie    (usted puede leer la nota en http://www.bbc.com/sport/football/19830046), o la judoka norteamericana Kayla Harrison (usted puede leer la nota en https://edition.cnn.com/2017/08/21/sport/kayla-harrison-judo-world-championships-budapest/index.html).

Kayla Harrison
También cabe mencionar los casos de los atletas víctimas de abuso sexual, como por ejemplo las gimnastas del equipo de E.U. en manos de su propio médico Larry Nassar, hoy condenado a cadena perpetua. Dada la inmensa cantidad de situaciones de índole emocional que aquejan a los deportistas a nivel mundial, ya sea de manera abrupta o como circunstancias que acarrean a lo largo del tiempo, el número de los ejemplos que aquí he citado es simplemente insignificante. 

En base a todo lo anterior, deseo ser muy puntual en el objetivo que persigo con este artículo. Pretendo contribuir para que las instituciones deportivas se sensibilicen sobre la importancia de tomar cartas en el asunto y promuevan el apoyo de especialistas en materia psicológica que establezcan un programa de monitoreo constante de los atletas y entrenadores. El deporte es una actividad completamente emocional y como tal puede propiciar la acumulación de tensiones a las que es menester dar un buen cauce (comparto un interesante documental respecto a la realidad que viven los atletas  https://www.youtube.com/watch?v=LHvmG_zUy4k&t=32s). Y a menos que posean una formación psicológica universitaria, ni los directivos (expertos en materia de administración) ni los entrenadores (expertos en materia de entrenamiento deportivo) tienen los elementos suficientes para interpretar qué ocurre “en la cabeza” de los deportistas. Bien podría estarse gestando un conflicto de identidad, ansiedad, estrés, sexual, etc., en uno de sus deportistas y usted no darse cuenta o bien asumir que la intranquilidad que observa en uno de sus atletas solo es una “racha pasajera”. Tenga cuidado, hay “rachas” que pueden convertirse en una alerta roja y que merecen toda nuestra atención. Y da igual si nos desenvolvemos en deporte de elite, amateur o infantil. En cualquiera de las etapas del desarrollo deportivo se debe de contar con adecuados “sensores del equilibrio psicológico”.   

           Sé que la naturaleza de la competencia deportiva acarrea estrés, incertidumbre y tensiones. Todo esto es parte de la belleza del deporte competitivo. Y también conozco muchos casos en los que precisamente este nivel de exigencia ha ayudado a salir adelante a deportistas que la estaban pasando mal. Mis palabras solo son una invitación a la prevención. No me gustaría que fuéramos ciegos al alto costo que le representa a un ser humano el ser exigido a competir cada vez más alto, más fuerte y más rápido. Al menos quiero contribuir a equilibrar la balanza…       


José M. Sánchez es psicólogo deportivo
con experiencia en deporte infantil, juvenil
y profesional. Actualmente es director de
Depsic Psicología y Alto Rendimiento

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