Sueño nocturno y rendimiento deportivo

Sueño nocturno y rendimiento deportivo
José M. Sánchez


Muchos de los deportistas con los que trabajo experimentaron diferentes alteraciones de sus ritmos de sueño durante la cuarentena a la que nos sometimos por causa del COVID-19. La mayoría de estas alteraciones fueron un relajamiento en el horario de ir a la cama (irse a dormir más tarde) sin mencionar además los problemas para pasar una noche de sueño reparador. Una de las principales causas de estas alteraciones fue la ansiedad derivada de la incertidumbre generada por el virus y sus consecuencias en nuestra situación laboral. A todos nos quedó claro que nadie tiene la vida asegurada, ni el trabajo tampoco… 

Afortunadamente, el regreso paulatino a los entrenamientos se acompaña de la agradable sensación de que todo vuelve a la normalidad poco a poco. Volver a pisar un sitio de entrenamiento, vestir la indumentaria, escuchar un silbatazo, sentir el sudor en todo el cuerpo, son sensaciones que literalmente nos vuelven a la vida. Y en ese mismo sentido esperamos que todos los patrones de actividades acostumbradas (como por ejemplo los de dormir) también se regularicen. Obviamente eso llevará un poco de tiempo, pero será fundamental que los deportistas lo hagan lo más pronto posible puesto que las cargas de trabajo físico irán a la alza y solamente el buen descanso -junto con la buena alimentación- podrán permitir que todo ese trabajo sea bien asimilado. ¿Qué pasaría si no ocurriera así?

Cuando un deportista no tiene un sueño de calidad, su cuerpo tiene una serie de repercusiones negativas para su rendimiento deportivo y para su salud. Por ejemplo, sabemos que la falta mantenida de descanso nocturno se relaciona a problemas de diabetes, obesidad y cáncer, así como a la presencia de un estado de somnolencia y cansancio diurno que obstaculizan la concentración en cualquier actividad que quiera llevar a cabo. Y más preocupante aún, la falta de un sueño de calidad perjudica a los procesos de almacenamiento de toda la información recabada durante el día, lo que significa que se olvidarán fácilmente todos los nuevos aprendizajes que podría haber adquirido en sus entrenamientos.      

Por lo tanto resulta fundamental que como deportista vigiles la calidad de tu sueño nocturno y también de tus siestas durante el día. Y esto comienza con adoptar lo que conocemos como una adecuada higiene de sueño, que es el cuidar todos tus hábitos relacionados a tu manera de dormir como por ejemplo tus rutinas de presueño, el tipo de colchón que utilizas, las actividades que realizas en tu habitación, tu capacidad para controlar tu nivel de estrés, etc. Un ejemplo de la importancia que tiene todo esto para el deporte es el libro Dormir de Nick Littlehales, en el que expone las inversiones que hacen grandes equipos del fútbol mundial (como por ejemplo Manchester United y Real Madrid) para cuidar las habitaciones de sus jugadores no solo al interior del club sino también en los hoteles en que se hospedan durante sus viajes. Y tú, ¿estás descansando lo suficiente? 


¿Te gustaría recibir nuestra asesoría para ayudarte a descansar mejor? Envía whatsapp al 3331494832 o escribe a info@depsic.com y nos comunicaremos contigo. Recuerda que ofrecemos nuestros servicios dentro y fuera del país. 

¡Optimiza tu actitud!


José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic

Entre el azar y el éxito deportivo

Entre el azar y el éxito deportivo
José M. Sánchez

Quienes trabajamos con atletas de alto rendimiento profesamos la filosofía de que solo el trabajo constante nos puede llevar al logro de nuestras metas. De hecho, el deporte suele ser considerado como un claro ejemplo del valor de la perseverancia: detrás de cada medalla o trofeo hay horas y horas de esfuerzo, dedicación y sacrificio. 

Sin embargo, el deporte como la vida misma es algo complejo, y los resultados que se obtienen siempre son la combinación de varios factores. El factor “trabajo diario” juega un papel crucial, pero a final de cuentas es uno entre tantos otros. Si bien podemos asegurar que todo atleta que ha ganado algo importante en la vida tuvo que trabajar arduamente por años, también podemos afirmar que no todo atleta que trabaje de esa manera logrará lo mismo. En otras palabras, la relación entre trabajo duro y éxito deportivo no es simétrica: mientras que el éxito deportivo es garantía de que tuvo que haber un trabajo duro previo, el trabajo duro no es garantía de que vendrá el éxito deportivo. 

No se trata simplemente de un juego de palabras, se trata de encontrarle sentido al trabajo que hacemos a diario. Te pondré un ejemplo. ¿Has visto esos videos en internet en los que se observa a personas que pudieron perder la vida en un accidente pero que logran salvarse por una mera casualidad? Me fascinan esos videos. Acabo de ver uno en el que se aprecia a una vendedora que se acerca a darle algo a un hombre que se encuentra en su vehículo y justo cuando va a entregarle un paquete pasa entre ellos una llanta en llamas. Sí, un neumático encendido. De inicio es sorprendente que una llanta en llamas circule por las calles, pero más sorprendente aún es la manera en la que la mujer se salva de ser brutalmente golpeada por el neumático. Si la mujer hubiera alcanzado a dar un paso más, el desenlace hubiera sido sencillamente fatal. 


Este es el tipo de anécdotas a las que mucha gente les atribuye una cuestión de “suerte”. En lo personal no suelo emplear el término “suerte” porque no es el tipo de términos que usamos en ciencia. La razón es muy sencilla: la “suerte” no es un concepto que logre explicar realmente por qué ocurren las cosas o por qué no ocurren, ni es algo que se pueda medir o comprobar su existencia. 

En cambio, el concepto de azar me parece mucho más útil. Si compro un billete de lotería, y gano el premio mayor, no es una cuestión de suerte, simplemente se conjugaron casualmente los hechos de que ese número saliera premiado y de que yo lo haya comprado. Así como cayó ese número pudo caer cualquier otro y así como yo compré ese número pude también comprar cualquier otro. Mi buena fortuna simplemente obedece a una combinación de buenas casualidades. 

Y esto mismo ocurre en infinidad de situaciones de la vida: tomar un autobús en el que viaja también una persona conocida, ir al supermercado y toparte con un amigo de la infancia que justo ese día decidió ir de compras al mismo sitio, salir a tomar una copa con tus amigos después de terminar una relación de pareja y conocer ahí a una bella chica que se encuentra en una situación similar a la tuya, etc. Los eventos simplemente ocurren y por azar se cruzan entre sí, sin que necesariamente alguna fuerza superior los haya unido.  

¿Juega algún papel el azar en el éxito deportivo? En mi opinión así es. Un deportista puede tener un gran talento, pero su vida no se cruza con alguien que logre detectarlo y potenciar sus cualidades. Otro más puede tener una gran dedicación por el entrenamiento, pero su vida no se cruza con la de un buen entrenador que logre enseñarle todos los secretos de su deporte. Y otro puede ser un seleccionado para representar a su país en un torneo mundial, pero semanas antes del gran evento se lesiona en una práctica y decide no participar. Desde esta perspectiva, creo que las grandes glorias del deporte mundial han logrado sobresalir porque su talento pudo toparse con circunstancias favorables que le fueron abriendo camino. Por consiguiente, deduzco que hay mucho talento perdido que no se topó con los apoyos adecuados y muchos otros que sí contaron con tales apoyos aunque su calidad no fuera tan buena. 

Si el azar tiene tanto peso en el éxito deportivo, ¿entonces qué caso tiene sacrificar tantas cosas (seguir una dieta, no asistir a reuniones, mudarte a vivir a otras ciudades, etc.) en ese intento de volverte un atleta de alto rendimiento ?

Mucho. Una cosa es que tus sacrificios no te aseguren el éxito deportivo y otra que no sirvan en lo absoluto. Los sacrificios te pueden ayudar de manera directa a prepararte más y mejor, para que cuando lleguen las oportunidades no te agarren desprevenido. En otras palabras, siempre debes de estar listo para cuando se presente la ocasión. Y más aún, tu preparación debe de ser tal que incluso tú mismo busques generarte las oportunidades que requieres en lugar de encerrarte en casa y esperar pasivamente a que que vengan a buscarte. 

En conclusión, prepárate lo mejor que puedas y mantente alerta para tomar las oportunidades que se te presenten. Y si sientes que esas oportunidades no llegan, entonces hazte escuchar, levanta la voz y pide esa oportunidad que has estado esperando. A veces la vida detiene sus mecanismos y somos nosotros los que debemos de echarlos  a andar de nuevo. Al hacer caminar al mundo alguien se fijará en ti y te brindará la oportunidad que esperabas. 


¿Te gustaría conocer los beneficios de la psicología para optimizar tu rendimiento? Escribe a info@depsic.com ó envía whatsapp al 3331494832 y nos comunicaremos contigo. 

¡Optimiza tu actitud!


José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic

¿HACIA DÓNDE VA EL FÚTBOL?

¿HACIA DÓNDE VA EL FÚTBOL?


Un caso relevante es el del Leicester City que participa actualmente en la Premier League, un club relativamente modesto que en apenas su segundo año después de su regreso a la primera división de la liga inglesa se consagró campeón en la temporada 2015-2016 ante la sorpresa de propios y extraños. Gran parte de su éxito fue debido a que su director técnico Claudio Ranieri, su staff y el departamento de análisis de rendimiento personalizaron al máximo las sesiones de entrenamiento cuantificando una infinidad de variables con objetivo de mejorar el rendimiento del jugador. 

Con esta innovación en la forma de analizar datos a gran escala y evaluar individual y colectivamente a un equipo se intenta reducir el margen de error en los aspectos tácticos, físicos y médicos. Muchos directores técnicos lo valoran como una herramienta necesaria para armar estrategias y para la toma de decisiones.

Algunos ejemplos de datos que se miden son los minutos que participa un jugador en un juego, pases acertados, pases fallados, goles, tiros a gol, remates, asistencias, numero de cambios de ritmo, velocidades de desplazamiento, zonas más transitadas, patrones de movimiento del adversario, etc., inclusive detectar si el jugador está en riesgo de lesionarse. Éstas y otras variables que son cuantificables se pueden analizar antes, durante y después de la competencia, entrenamientos y hasta para el hecho de diseñar planteles.

Hay que mencionar que en el marco del análisis por el Big Data, existe una relación directa de transformación en el aspecto táctico del fútbol provocado no solo por la mejora de las capacidades condicionales del jugador, sino por todas las partes que lo forman. Aquí me gustaría subrayar la importancia de que que exista la voluntad para aceptar los cambios en el fútbol que están siendo mayormente enfocados a lo cuantitativo que a lo cualitativo con el objetivo de acercarse a la oportunidad de mejorar el rendimiento individual o colectivo. No quiero decir en este caso se cambie por completo la manera de ver el fútbol, sino que se acepte que el mismo juego está en un estudio continuo que viéndolo desde la perspectiva del jugador facilitara mejorar en sus habilidades y desde el punto de vista del entrenador, conocer de mejor forma a sus jugadores.

Para finalizar, en la actualidad el uso y análisis de datos parece ser el diferenciador y protagonista de cualquier deporte. Ante esta igualdad producida por el conocimiento del rival, es necesario adaptarse a la evolución inminente del fútbol y tomar en cuenta que siempre ha existido un pequeño gran detalle que siempre hará diferencia y que no se debe de olvidar dentro de este juego cada vez más predecible: la creatividad del jugador.

¨El talento del jugador debe cuidarse y desarrollarse. Por lo general todos nacemos con un talento, pero permanecerá oculto si no se promueve, se refina y se ejercita¨. 

Yuval Noah Harari. 
De animales a dioses: Breve historia de la humanidad.  


Josué Castillejos fué jugador de los clubes Toluca, Jaguares de Chiapas, Tiburones Rojos de Veracruz, Reboceros de la Piedad, Estudiantes de Altamira y Leones Negros, es entrenador egresado del ENDIT y actualmente se desempeña como auxiliar técnico en Leones Negros de la UDG.

Dime cómo entrenas y te diré quién eres

DIME CÓMO ENTRENAS Y TE DIRÉ QUIEN ERES
José M. Sánchez


¿Cuánto tiempo necesitas prepararte para llegar a ser experto(a) en tu deporte? Esta pregunta me parece muy interesante por dos razones. Primero, es bien sabido que para llegar a dominar un deporte necesitamos practicarlo con asiduidad, con disciplina y mucha dedicación. No obstante, no es tan conocida la cantidad de tiempo que han tenido que  dedicar a entrenar los grandes atletas que admiramos en todo el mundo. A lo mucho, tenemos una idea de la edad promedio en la que se llega al profesionalismo o a competiciones importantes como Mundiales o Juegos Olímpicos. Sin embargo, si usted lleva a su pequeño hijo a una escuela de iniciación deportiva esperando que su hijo sea la próxima gran figura del deporte, ¿sabe cuántos años le llevará para lograrlo?

Hace algunos años el psicólogo Anders Ericsson y su equipo de trabajo comenzaron a estudiar el alto desempeño humano en diferentes ámbitos como por ejemplo el deporte y las artes. Concluyeron que de acuerdo a sus casos estudiados, es factible esperar que una dedicación aproximada a las 10,000 horas de trabajo o entrenamiento le permitan a una persona alcanzar los niveles de destreza del experto. En otras palabras, si entrenas de lunes a viernes durante 4 horas diarias, estarás alcanzando esa cifra en un tiempo aproximado de 10 años. Esto es lo que se conoce como "la regla de los 10 años”. 


Las investigaciones de Ericsson han venido a aportarnos datos muy interesantes ya que sugieren que la regla de los 10 años es aplicable a diferentes ámbitos de actividad. En caso de que futuras investigaciones confirmen estos datos, estaríamos en condiciones de sugerir que ese tiempo es el que requiere el cerebro humano para establecer conexiones neurales suficientes para dominar alguna actividad. 

Ahora bien, Ericsson fue cuidadoso para afirmar que la cifra de las 10000 horas era aproximada, pero sobretodo al señalar que para que se cumpliera esa regla se debería de realizar un entrenamiento bajo el principio de la práctica deliberada. Este concepto se refiere a que los 10 años no nos garantizan alcanzar el nivel de experto a menos que nos entrenemos con una atención completa en lo que estamos haciendo, “poniendo los 5 sentidos” en ello, sin distracciones, detectando los errores que necesitamos corregir en cada ocasión y con los objetivos claros de lo que queremos conseguir. 

Si lo analizamos con calma, este concepto de práctica deliberada puede ser realmente ilustrativo para muchas personas ya que, aunque realmente es muy simple, mucha gente no entrena de esa manera. Por el contrario, muchas personas van a sus lugares de entrenamiento pero sin el enfoque necesario, pensando en sus problemas personales o distraídos con otro tipo de pendientes. El resultado es que no consiguen darse cuenta de que cometen gran cantidad de errores que no logran corregir y por consiguiente no obtienen todo el beneficio de sus horas de práctica. ¿Conoces compañeros así?


¿Te gustaría aplicar el principio de práctica deliberada a tus entrenamientos? Escribe a info@depsic.com ó envía whatsapp al 3331494832 y nos comunicaremos contigo. 

¡Optimiza tu actitud!

José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic

Entre el amor y el dinero: ¿qué es lo que une a los clubes con su afición?

Entre el amor y dinero: ¿qué es lo que une a los clubes con su afición?

José M. Sánchez


Se ha venido difundiendo la noticia de que el club de fútbol profesional Monarcas Morelia cambiará su ciudad sede a Mazatlán, Sinaloa. La noticia no ha caído bien a su afición quienes salieron a manifestar su desacuerdo a las calles de la capital michoacana. Diferentes personajes del medio futbolístico nacional (ex jugadores y periodistas) critican la decisión del club bajo el argumento de que una medida como esa representa un certero golpe a la afición que durante años apoyó a su equipo. Y no es para menos. Los que amamos el deporte profesional (sea fútbol o cualquier otro) sabemos que como aficionados entregamos mucho más que el costo de un boleto de entrada cada vez que vemos jugar a nuestro equipo. ¡Los aficionados también entregamos cariño!

Me parece que la noticia del cambio de ciudad de la ex “monarquía” nos invita a reflexionar sobre la ambigua relación que se establece entre los clubes profesionales y su afición. Digo “ambigua” porque esta clase de situaciones nos dejan en claro que mientras que la afición puede adoptar a un club y generar hacia éste toda clase de empatía, culto o compromiso, el club toma decisiones a su conveniencia y deja a su afición en segundo plano. Por lo tanto, la relación entre ambos no es simétrica. Es una relación donde una de las partes demuestra cada quince días que desea continuarla, mientras que la otra parte no “abre de capa” sus intenciones hasta no ver lo que más le conviene. 

Si bien los dueños de los clubes tienen el derecho a cuidar sus intereses monetarios, ¿dónde quedan los derechos de la afición? ¿o acaso no los tiene? Estas preguntas me hacen reflexionar respecto al valor social del espectáculo deportivo. El espectáculo deportivo encuentra su razón de ser en el público que lo admira. Sin público el espectáculo sencillamente no emerge. Piense usted en lo absurdo que sería mantener una liga sin aficionados en las gradas ni siguiendo la transmisión por televisión o medios digitales. ¿Qué patrocinador estaría interesado en invertir en un negocio en el que su marca no recibiera ningún beneficio? Y sin patrocinadores, ¿qué club deportivo podría asegurar su supervivencia? 

Si el espectáculo deportivo sólo puede surgir en presencia del aficionado, entonces en cierta medida le pertenece. Es el aficionado quien mantiene la historia de los grandes clubes y el que dota de valor y admiración a sus figuras. Es la afición la que habla toda la semana de su equipo favorito y la que día con día está al pendiente de las noticias deportivas. Por lo tanto la afición debería de tener, al menos, el derecho a ser escuchada antes de que los dueños de clubes tomaran sus decisiones.  

Sin embargo, creo que esto no será posible mientras la relación entre clubes y afición continúe siendo de doble naturaleza: el club se siente unido a su afición en el sentido de que la concibe como un mercado en donde vender su producto; en cambio, la afición se siente unida a su club porque ve representados sus ideales en cada partido de su equipo. El sentimiento de la afición por cada triunfo de su equipo tiene un valor que rebasa por mucho el valor del boleto. Por lo tanto, la relación que ve el club es de índole estrictamente comercial, mientras que la relación que ve el aficionado es de carácter sentimental. 

Entonces, cuando se toma la decisión de un cambio de ciudad, ¿quién pierde más, los que cierran un mercado para abrir otro, o los que dejaron en cada partido sus risas, sus gritos y sus ilusiones?  



        
¿Quieres saber más?
Escribe a info@depsic.com 


José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic

El retorno psicológico

EL RETORNO PSICOLÓGICO
Retos que enfrentarán los deportistas al término de la pandemia 
José M. Sánchez


La llegada del coronavirus (COVID-19) trajo cambios en todas las esferas de la actividad humana en el mundo. Y obviamente que el deporte no fue la excepción. Tan pronto como las autoridades nacionales e internacionales emitieron las alertas, se canceló toda actividad deportiva de competencia o entrenamiento. Y aunque los atletas han visto la manera de improvisar sus propias áreas de entrenamiento en casa, el estado de forma física para competir no es el mismo que tenían cuando aún se preparaban en sus respectivos centros de entrenamiento. ¿Y qué pasa con su estado psicológico?     

La cuarentena ha tenido importantes efectos también a nivel psicológico. Por un lado, el encierro ha generado algunos beneficios como por ejemplo que los deportistas lesionados dispongan de un mayor tiempo de recuperación o que quienes regularmente no pasaban tanto tiempo con la familia ahora puedan hacerlo. Y también están los casos de deportistas que reconocen que toda esta situación les ha ayudado a valorar muchas de las cosas que tienen en su vida como por ejemplo la salud, el tener un contrato vigente, la relación con los compañeros, etc. Visto desde esta perspectiva, la cuarentena no parece algo tan malo.      


Sin embargo, tanto tiempo de espera e incertidumbre sobre el regreso, sin mencionar las preocupaciones por la salud de sus seres queridos, han generado también síntomas de estrés y depresión en más de uno. De hecho, diversos organismos nacionales e internacionales (como por ejemplo la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte) han tomado cartas en el asunto generando y difundiendo información sobre diversas estrategias psicológicas para llevar de la mejor manera el encierro.   

Pero el reto psicológico derivado de la pandemia es doble. En primer lugar, mantener una adecuada estabilidad emocional durante la cuarentena. Y en segundo lugar, regresar de la mejor manera cuando se autorice el regreso a la actividad. Hoy ya no acercamos -por fin- a ese escenario. 

Desde un punto de vista psicológico, ¿cómo regresarán los deportistas a sus actividades? Definitivamente que van a regresar felices si es que el COVID-19 no golpeó a su familia. Regresarán con buen ánimo y la mejor disposición para entrenar de nuevo, con nuevos bríos y pensando en sus metas para las próximas competiciones. Todo esto está muy bien, pero esa moneda también tiene dos caras. Específicamente, la autoconfianza estará muy debilitada porque ellos saben que físicamente no se encuentran a su 100% y que no traen ritmo de competencia. Aunado a lo anterior también puede haber un temor al contagio tal y como lo han manifestado abiertamente ciertos clubes de fútbol que se oponen al regreso inmediato a sus ligas.     


Por lo tanto, es claro que será fundamental vigilar y tomar medidas de apoyo psicológico tan pronto como regresemos a la actividad regular en nuestra vida deportiva. En lo referente al tema de la autoconfianza, los entrenadores (apoyados por los psicólogos de su equipo de trabajo) deberán de llevar poco a poco a los deportistas para que logren “desempolvar” -tan rápido como sea posible- los circuitos neuromotores que controlan sus gestos técnicos. Esto llevará su tiempo pero no será tan difícil gracias a la “memoria muscular”. En todo caso, lo más complicado será ayudar al deportista a que recobre su identidad. No olvidemos que, dependiendo del nivel al que compiten, los deportistas depositan su valor como personas en su carrera deportiva. Me refiero a que tienen tan integrado el deporte en sus vidas que si el deporte desaparece ellos lo hacen también. Esa es la razón por la que tantos deportistas en retiro caen en depresión, ya que no se ven en otros escenarios y sienten que no “encajan” en otro lugar. Además, poco a poco notan que el reconocimiento público ya no es el mismo y eso puede hacerlos sentir que no valen lo que antes valían. 

¿Cómo se ayuda a recuperar la identidad a un deportista que dejó de serlo durante la cuarentena? Será necesario darles un “baño de recuerdos” con videos y actividades en grupo para que renazca el sentido de identidad nuevamente. Retomar las estadísticas de cada uno para recordarles el nivel en el que se encontraban y lo que se espera de cada uno de ahora en adelante. Finalmente, hacerles saber que el club y la afición los necesitan y respaldan como antes. Cuando uno siente que otros aún lo necesitan, es más fácil que uno recuerde quién es realmente.     

Este tema de la identidad me resulta muy interesante, independientemente de la pandemia, ya que siempre nos deja buenas reflexiones. ¿Realmente es bueno que alguien se vea a sí mismo solamente bajo la careta del rendimiento deportivo? El rendimiento deportivo solamente es la evidencia de que eres bueno en una faceta de la vida, pero la vida es algo mucho más grande. Por ello, considero que resulta esencial que ayudemos a nuestros deportistas a verse a sí mismos como seres integrales que, aunque son muy buenos en su deporte, también pueden - y deben- expandirse en otros ámbitos de su vida. Si ellos también logran explorar otros entornos, y adquirir conocimientos en otras áreas de la vida, entonces tendrán una visión mucho más amplia de sí mismos y no se verán moralmente abatidos cuando llegue la hora del retiro definitivo.   

¿Quieres saber más? Escribe a info@depsic.com

José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic

¿El mundo estaría mejor sin mi?

¿EL MUNDO ESTARÍA MEJOR SIN MI?
Reflexiones en torno a la ideación suicida
José M. Sánchez


Cuando cursaba la carrera de Psicología en la Universidad tuve oportunidad de hacer visitas de estudio a diferentes instituciones con la finalidad de estudiar el comportamiento de las personas en diferentes ambientes. Una de las visitas que más me impactaron fue la que hicimos al Hospital de Neuropsiquiatría. Cuando apenas eres aprendiz en el complejo mundo del comportamiento humano, acudes a una visita como esa sin tener muy claro qué es lo que debes observar, e incluso con un velo de temor respecto a lo que se dice de los internos de esas instituciones en pláticas informales. 

Un paciente psiquiátrico es una persona que bien puede mostrar algunos comportamientos semejantes a los del ciudadano común, pero que igualmente actúa de formas peculiares no convencionales como por ejemplo hablar solo, orinarse en su ropa, fijar la mirada en alguien, etc. Esta característica es la que los hace ver como “raros” ante la ciudadanía. El paciente psiquiátrico es relegado de la sociedad porque no se comporta como la mayoría. 


Cuando estás acostumbrado a vivir bajo las normas de una sociedad (así como la gran mayoría de nosotros) te llama fuertemente la atención que una persona pueda actuar de manera no convencional, incluso violando tales reglas en presencia de otros y no verse inmutada en lo más mínimo. ¿Cómo es posible que una persona no de señales de sentirse apenada por comportarse de manera anormal aún ante la mirada de los demás?

Una posible explicación es la de que dichas personas padezcan de una alteración de conciencia, esto es, que por alguna razón no sean capaces de darse cuenta de sus propios actos. Esta explicación me llevó a interesarme por el tema de la conciencia humana. Y  rápidamente me di cuenta de que se trata de un tema muy complejo, pero apasionante. ¿Qué es eso que llamamos “conciencia”?, ¿el tener conciencia nos da o nos quita derechos para actuar a nuestra manera?

No es sencillo definir qué es la conciencia, pero podemos hacer el ejercicio de aproximarnos a ese concepto refiriéndonos a un experimento con niños pequeños que se realizó hace algunos años. Una madre se colocaba frente a un espejo con su hijo menor de dos años sentado sobre sus piernas. Ambos observaban su reflejo en el espejo. Luego, la madre distraía al pequeño y le ponía una pequeña mancha de pintura en la nariz. A continuación la madre hacía que el niño nuevamente observara su reflejo en el espejo. ¿Cómo reaccionaba el pequeño? 


Los investigadores que idearon este experimento supusieron que el niño notaría la mancha en la nariz, pero se preguntaban si trataría de tocarla en el reflejo o en su propia cara. Si el niño tratara de tocarla en el reflejo entonces podríamos concluir que el niño “piensa” que su reflejo es otro niño. En cambio, si se tocara su propia nariz, sería un indicador de que el niño “sabe” que el reflejo que observa se trata de si mismo. Pues bien, los niños que participaron en este experimento efectivamente se tocaron su propia nariz cuando notaron que tenían una mancha. Por lo tanto, niños muy pequeños dan muestras de que se reconocen a sí mismos. 
           
Este tipo de ingeniosos experimentos nos dan pistas para aproximarnos al concepto de conciencia. Primero, decimos que una persona tiene conciencia cuando se encuentra despierta (en estado de alerta o vigilia) y además es capaz de reconocer a las personas y sitios en que se encuentra. Y en segundo lugar, decimos que una persona tiene autoconciencia cuando es capaz de reconocerse a sí misma. Esto es, no solo saber que los demás existen sino que ella misma existe también. 
   
Al parecer, la autoconciencia no se adquiere inmediatamente al nacer, sino que requiere de un proceso de maduración. En otras palabras, no tenemos evidencia para suponer que un bebé recién nacido tenga conciencia de sí mismo. En cambio, los experimentos de los niños frente al espejo nos indican que niños de alrededor de dos años ya dan señales de una cierta forma de autoconciencia. Luego, conforme transcurre el tiempo y el niño crece, es claro que su conciencia de sí mismo mejora paulatinamente.

Como psicólogo, me interesa el tema de la autoconciencia sobre todo desde dos puntos de vista. Primero, ¿influyen sobre nuestra autoconciencia las personas que nos rodean? y segundo, ¿repercute la autoconciencia sobre nuestros derechos para tomar decisiones? 

Respecto a la primera pregunta, estoy convencido de que el trato que recibimos de los demás contribuye enormemente a desarrollar el sentido de autoconciencia. Un niño normal, desde que comienza a tener cierto control sobre su mirada, siempre busca mirar a los ojos a quienes lo cuidan. Y si a cambio recibe también una mirada, entonces se comienzan a sentar las bases para que tome conciencia de sí. A partir de ese momento, cada vez que se le da un nombre que lo distingue de los demás, cada vez que recibe atención, cada vez que recibe contacto físico, etc., su sentido de autoconciencia se irá fortaleciendo. Finalmente, si el pequeño recibe un trato cariñoso y de cuidado, entonces no solamente se dará cuenta de que existe sino también de que es alguien querido y valioso para quienes lo rodean. Ya dependerá del trato que reciba posteriormente de parte de compañeros de escuela, maestras, vecinos, novio(a), jefes de trabajo, etc., para que esa imagen de ser alguien valorado se mantenga o se modifique. 


Respecto a mi segunda pregunta, la de los derechos para tomar decisiones, opino que así es. Tan pronto como tomamos conciencia de que somos un individuo semejante a los otros que nos rodean, también comenzamos a entender que tenemos derechos, y que podemos exigirlos. Así, un niño se molesta si otros quieren agarrar “su” juguete ya que solo le pertenece a él, o una niña se pone celosa del vestido nuevo de su hermana y reclama su derecho para estrenar también.

Y me parece muy sano que niñas y niños aprendan que tienen derechos, y que aprendan también a ejercerlos. Sin embargo, el tema de la autoconciencia y los derechos personales se complica cuando crecemos. El tener conciencia de que existimos y de que somos seres iguales a otros, ¿nos da derecho a hacer cualquier cosa que queramos con nuestra vida?

Hoy en día existe un debate internacional respecto a la eutanasia. Los médicos no se ponen de acuerdo si es conveniente ayudarle a morir a un enfermo que desea acabar con su vida. El enfermo puede argumentar que es su derecho ya que a final de cuentas se trata de su vida. Y en eso tiene razón. Sin embargo, estas situaciones suele ocurrir solo con ciertos enfermos, no con todos. Particularmente, el deseo de morir lo tienen enfermos terminales o aquéllos que sufren dolor o quienes dada su condición han caído en depresión. En cambio, enfermos que pueden tener una cura, que no sufren dolores insoportables y que no padecen depresión, ellos no quieren morir, al contrario, luchan por su vida. 

¿Y qué pasa con las personas sanas que también han pensado en quitarse la vida? En los casos de personas que no tienen alguna enfermedad terminal, y que aún así han tenido ideas suicidas, creo que pueden ocurrir dos cosas. Primero, que padezcan algún trastorno psiquiátrico y que escuchen voces en su cabeza diciéndoles que se hagan daño. Esas “voces” se conocen como alucinaciones auditivas y son comunes en la esquizofrenia. Afortunadamente existen tratamientos para ayudar a esas personas. Por otro lado, si la persona que piensa en quitarse la vida no tiene un trastorno psiquiátrico entonces creo que el problema se relaciona precisamente con su autoconciencia. En otras palabras, tal vez tiene una conciencia de sí misma distorsionada. Me refiero a que esa persona sabe que existe pero, por alguna razón, considera que no debería de existir. ¿Cuál puede ser esa razón?

Como ya antes lo dije, nuestra autoconciencia depende mucho del trato que recibimos de los demás. Si el trato es bueno, andaremos por el mundo tranquilos con nosotros mismos. Pero si el trato no es bueno entonces sentiremos que no valemos, que no merecemos estar aquí o que no tiene caso seguir adelante. 

Afortunadamente, este tipo de creencias pueden ser modificadas con ayuda profesional. Muchas veces, una sola plática ayuda para comenzar a darnos cuenta que ese tipo de ideas no valen la pena. Por eso, te recuerdo que tú tienes derecho a decidir sobre tu vida pero también tienes derecho a recibir la ayuda que necesites para salir adelante. En cambio, creo que nada te da derecho a provocarle un gran dolor a la gente que te quiere. Ellos quieren verte bien, y tienen derecho a ser felices contigo. 

¿Quieres saber más? Escribe a info@depsic.com


José Manuel Sánchez es Mtro. en Psicología deportiva por la UNED y el Comité Olímpico Mexicano. Es director de Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC y conferencista. Actualmente coordina el área de Psicología del club Leones Negros de la UDG y es profesor de la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT).

Twitter: @josemapsic